miércoles, 22 mayo, 2019

El botulismo: ¿Qué es y cómo se produce?


El botulismo es una enfermedad poco frecuente, pero grave, causada por la toxina de una bacteria, el Clostridium botulinum, que se encuentra ampliamente difundida en el suelo (en la tierra, el polvo, etc.).

La toxina actúa interrumpiendo la transmisión de los impulsos nerviosos que hacen funcionar los músculos, causando parálisis fláccida. Esto representa un riesgo de vida inmediato cuando afecta a los músculos respiratorios.

Existen varios tipos de botulismo. El botulismo transmitido por alimentos se produce al ingerir alimentos contaminados con la bacteria productora de la toxina.

El botulismo infantil ocurre cuando un bebé menor de un años consume las esporas de la bacteria que se encuentran en la tierra o en la miel, las cuales luego se reproducen en su intestino y liberan allí la toxina.

El botulismo de la herida ocurre cuando una herida se infecta con la bacteria; es más común en quienes se inyectan heroína.

Todos estos tipos de botulismo pueden ser mortales y se consideran emergencias médicas.

La toxina botulínica puede ser utilizada terapéuticamente, para tratar ciertos casos de migrañas; y también con fines cosméticos para atenuar arrugas. Debe ser administrada siempre con las debidas precauciones y sólo por un profesional médico.

 

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas incluyen visión doble o borrosa, caída de los párpados, dificultad para hablar, dificultad para tragar, boca seca y debilidad muscular. En el caso de los bebés, puede observarse también estreñimiento, babeo, rechazo del alimento y poco control de la cabeza.

En el botulismo alimentario, los síntomas pueden comenzar entre 12 y 36 horas después de haber ingerido la toxina, aunque los plazos pueden acortarse o alargarse en función de la cantidad de toxina.

En los casos vinculados a heridas, pueden pasar alrededor de 10 días desde que ingresó la bacteria.

 

Los tratamientos

Si se diagnostica botulismo alimentario o por herida en forma temprana, la antitoxina inyectada reduce el riesgo de padecer complicaciones. La antitoxina se adhiere a la toxina que sigue circulando por el torrente sanguíneo y evita que esta última dañe los nervios.

Sin embargo, la antitoxina no puede revertir el daño que ya está hecho. Las personas afectadas pueden requerir internación con cuidados intensivos y asistencia respiratoria durante un tiempo prolongado. Los nervios dañados por la toxina se pueden recuperar, pero puede llevar meses y una terapia de rehabilitación extendida.

Un tipo diferente de antitoxina, conocida como inmunoglobulina botulínica, se utiliza para tratar a los bebés.

 

Cómo prevenirlo

Es posible prevenir el botulismo tomando precauciones:

  • No administrar miel a los bebés menores de 1 año. No puede prevenirse que lo adquieran directamente de la tierra, ya que la bacteria tiene amplia distribución, pero no son frecuentes estos casos.
  • Desinfectar bien las heridas y procurar atención médica si hay signos de infección.
  • Tener particular cuidado con las conservas caseras, en especial las que no son ácidas (porque el ácido inhibe el crecimiento del Clostridium). Las conservas deben esterilizarse en olla a presión a 120°C durante 20 a 100 minutos, dependiendo del tipo de alimento.
  • No consumir alimentos caseros de origen desconocido, o hervirlos previamente durante 10 minutos, para destruir la toxina.
  • Evitar especialmente: alimentos envasados sin etiquetas de aprobación de autoridades sanitarias; aceites con hierbas o con ajo, papas al horno cocidas en papel de aluminio, salsas de queso y alimentos que se conservan tibios durante períodos prolongados.